miércoles, octubre 05, 2005

A STRANGE DAY

Hoy he levantado la cabeza de mi libro en el autobús que me lleva al curro. Ya no es la hora punta, así que hay sitios de sobra. He mirado alrededor y he descubierto un Madrid herido. No abandonado, derruido. Violencia en cada curva, en los descampados desolados. Se divisa un poblado en lo alto de una colina. No cruzamos un alma en todo el trayecto. Hoy también me he fijado en mis compañeros de viaje. Me he sentado al fondo, y lo he visto todo desde otro ángulo. Sus caras, no son las habituales de los trabajadores que van hasta Mercamadrid. Hay una pareja calavérica que no cruza una sola palabra. Tienen la mirada perdida en la lejanía, porque en este paisaje no se puede hablar de horizonte. Un hombre enjuto se toca los brazos con unas manos hinchadas. Otro se remanga el chandal y deja entrever cicatrices en los antebrazos. Aquí, en el fondo del autobús, se respira un ambiente enrarecido. De anormal tranquilidad. Todo el mundo intenta pasar desapercibido. Pero un ritmo nervioso retumba inexorablemente. Como marionetas bailando una misma canción. Nos bajamos todos en la misma parada y, a los pocos pasos me doy la vuelta. No veo a nadie, ninguno ha entrado en el polígono. Han desaparecido.

A lo lejos, una procesión de fantasmas camina lentamente por la carretera. Acabo de entenderlo, viajo en una línea caliente.


David Wojnarowicz. Buffalos Posted by Picasa

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