martes, octubre 11, 2005

ESTABAN EN LO CIERTO

Estaban en lo cierto. Los que lo veían a punto de explotar. No se equivocaban. Solo unos pocos se habían dado cuenta, y nadie los creyó. La tensión había crecido a lo largo de los últimos años hasta llegar a un punto imposible. Pensaron que no podría adentrarse más allá. Ahí se equivocaron todos. La explosión como algo inevitable. Un mal necesario, un final del camino, en el que, con un poco de suerte todos saldrían ilesos. Un sinsentido más, en una carrera estéril hacia el límite. La explosión. Despertarse inconscientemente antes de que suene el despertador. Y sentir el último segundo de calma deslizándose por el cristal. Ver el espectaculo de fuegos artificiales desde un lugar seguro.

Pero quizá sea algo diferente. Ni ruido, deflagración, ni onda expansiva. Algo más pasivo, más perverso. Como su particular sentido de la efectividad. Concentrarse en lo esencial. Enemigo de los desgastes inútiles. La ley del mínimo esfuerzo. Esperar a verlas venir. Elegir su momento, su blanco, y sencillamente, interponerse en su camino. Como una terrible casualidad. Una fatalidad impredecible. El absurdo. Como ese inofensivo banco de hielo que esconde debajo del agua el peligro de su profundidad. Como un iceberg.


Global Marine Drilling, St. Johns, Newfoundland Posted by Picasa

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