lunes, octubre 24, 2005

POST DATA - LE CHEF D'OEUVRE

Trois couleurs: bleu, blanc et rouge

Me he reservado esta parte como capítulo final para concluir esta serie de Kieslowski, sin el equipo técnico no habría sido posible esta gran obra.

El montaje, la fotografía, la dirección artística, el sonido, la música y por supuesto los actores, son uno de los ingredientes de esta poción mágica que Kieslowski nos ha regalado, y como buen cocinero, él se encargo de elaborar esta receta y mantenerla en su punto.

Lo bueno de un director versátil en las diversas funciones técnicas es que siempre estará rodeado de buenos profesionales. El montador francés Jacques Witta que colaboro en azul, rojo y en la doble vida de Verónica, decía que tenía el talento de un director de orquesta que puede relevar cada músico. El montaje no habría sido posible sin él a pesar del gran trabajo de Witta.

El llevaba la batuta y la supervisión de todo en sus películas, era un gran manipulador, sabía muy bien hasta dónde quería llegar. Escribía acompañado de su co-guionista Krzysztof Priesner partícipe en su trilogía completa y otras obras, hay que reseñar que en azul contó con la ayuda de la directora Agnieszka Holland autora de Europa, Europa; el jardín secreto...

Su amigo, director de fotografía y cineasta, Piotr Jaxa participo en rojo jugando con las sombras y la viveza de las imágenes con gran sobriedad, recalcando perfectamente el universo Kieslowskiano. En azul colaboro el excepcional Idziak que ya había participado en otros trabajos, una fotografía subliminal que nos traslada gradualmente a los diferentes estadios de la historia con esos tonos aterciopelados. Edward Klosinski autor de la fotografía de Europa de Lars Von Trier, le ha tocado blanco, más discreta y menos impactante, pero que ha sabido dar los tonos fríos y cálidos entre dos culturas diferentes.

Zbigniew Preisner, gran compositor y amigo, ha estado presente en su filmografía desde el decálogo, aunque solo haya hecho música para películas es considerado uno de los grandes de esta época y no es de extrañar, es toda una exquisitez. A destacar el increíble disco que le ha dedicado a Kieslowski, 'Requiem for my friend'.

Los actores han sido seleccionados muy a conciencia para sus respectivos papeles, desde Juliette Binoche con esa frescura y naturalidad, Jean-Louis Trintignant que solo su presencia se impone a la cámara, la aparente fragilidad de Irène Jacob que esconde esa agresividad y fuerza oculta o el desconocido y camaleónico actor polaco, de nombre impronunciable, del episodio blanco junto a una Julie Delpy impecable y arrolladora.

Como hilo conductor ha utilizado la simbólica coletilla de la revolución francesa representada por los colores de la bandera: libertad, igualdad y fraternidad, una forma de solidarizar y europeizar su cine, homenajeando los valores humanos tan en decadencia en la actualidad. Los elementos que más se repiten en los episodios son el voyeurismo, el amor, el sufrimiento, la infidelidad, la soledad, cargado de mucho contenido y simbología.

Pero lo que más me llama la atención, la idea más centralizada que coincide en todas, es la ironía. En Rojo, Valentine debe elegir su futuro que se vera afectado por una serie de circunstancias enlazadas al azar, en Azul, Julie quiere borrar su pasado, rehacer su vida cambiándolo todo, pero le persigue constantemente, en Blanco, Karol hace todo lo posible para ser igual que su ex y poder vengarse, pero eso no le satisface, no deja de ser irónico.

Sin embargo las tres se diferencian, en que mientras en una surge el azar, en otra lo destinado, el último tiene la opción de poder elegir. Es todo muy denso y subjetivo para poder describir en pocas páginas todo lo que nos puede evocar estas películas.

Con su precipitada retirada en el momento de su consagración cinematográfica e inesperada desaparición, se ha convertido en el director más original y honesto de la anterior década, un creador de una gran independencia intelectual.

Son muchos más los que participaron, todos ellos han hecho posible esta gran obra del maestro Kieslowski, es decir, hacer buen cine.




Un abrazo y Pura Vida.

4 comentarios:

Leti dijo...

Yo tengo una pregunta... a mi Azul me parece una obra maestra...pero ¿no la incluís dentro de esas peliculas que calificasteis de ver en 'silla eléctrica' en lugar de butaca?
La agonía de Julie es insoportable, se podria haber escrito un personaje que rompiera con todo sin la necesidad de trmenda tragedia...no se...porque esta si y Casa de Arena y Niebla no?

Thomas Canet dijo...

Bueno, no es por ponerme pedante ni nada parecido, pero Azul no es una tragedia, es un drama. Y entre Bailar en la oscuridad y Azul creo que hay una diferencia fundamental, lo que permite pasar de la silla eléctrica a la butaca. En Azul el drama es el punto de partida, y a partir de ahí el personaje evoluciona y crece, llegando a la tan soñada idea de libertad o de decisión de vivir, en definitiva. Es un personaje que a lo largo de la historia puede elegir. En el caso del insufrible Lars von Trier, te va llevando a un callejón sin salida, donde cada vez quedan menos opciones, menos elección posible. Y cuando te tiene accorralado contra la pared, cuando ya no puedes más, no se achanta y termina con la destrucción que de manera subliminal había adelantado. Desde luego, es efectista, es muy bueno, pero yo paso de volver a vivir eso otra vez. Aunque la vida real sea así o mucho peor. Yo no elegiré vivirlo.

Thomas Canet dijo...

Si ya decía yo que no quería resultar pedante... Es un drama, desde luego. En el uso común se confunden los dos términos, pero en cine o literatura son 2 cosas distintas. Una gilipollez que depende del tratamiento elevado o no de los personajes. El Padrino es una tragedia, Azul un drama...

Un abrazo.

Leti dijo...

No sé, no lo termino de ver claro. Yo no hablo de Lars Von Trier que desde luego es para echarle de comer aparte...hablaba de otra.
Azul es un espectáculo para la vista y el oido, pero desde luego para la mente no. Quizá lo que nos pasa es que vemos las cosas con diferentes grados de optimismo.
Lo siento pero a mi me deprime.
Besos a todos