HIGH

Hoy he salido de trabajar a mi hora por primera vez en mucho tiempo. Y me he sentido como un preso al que le conceden la libertad condicional. La noche ya no es mi último refugio. Soy rico, porque tengo cosas que no se pueden comprar. Además, fuerza para mover mis pies, sueños, y un corazón para emocionarme. No necesito más.

He dormido en el autobús y he caminado despacio sintiendo cada pisada sobre el asfalto. Recogiendo en mi piel los últimos rayos de luz. Hasta que las farolas se han encendido a mi paso, marcándome el camino de vuelta. Me he regalado las fachadas de mi barrio, sus tiendecitas, redescubriendo un paisaje que hasta hace poco me alienaba. Será el contraste, será la ficción, la inventiva de un demente. I am the blind ambition of the band. That's my job. El caso es que funciona.

He comprado una lata de Coca Cola en el chino y he recuperado la sonrisa que empeñé en mi última visita al abismo. Hoy me siento arriba, en lo alto de una nube, porque estoy jugando mis cartas. A dos bandas, a tres, a las que vengan. Barajo los naipes y reparto juego con mi nueva sonrisa. ¿Alguien dijo fe? Llevo mi corona como un payaso. Como alguien que, sencillamente, no puede perder.

Hoy me siento vivo. Hoy sé que todo es posible. Hasta puede que me convierta en un pájaro de fuego, agarre a mi chica del brazo y dejemos todo esto atrás.


Robert Frank, Mabou, 1981