REFLEJOS Y SUEÑOS
Reivindico la magia y el espejismo. La alucinación frente a la derrota de los días. Vivir en una caja de sorpresas. Aunque sea ficticia. No es nada que desentone con el estereotipo que me regala a plazos la realidad. Compre ahora y pague siempre. Esta vida edulcorada, impersonal y aséptica que aspira a que me convierta en una pincelada más de un inmenso borrón grisáceo. Más ahora que hemos cambiado de hora.
En la soledad de una habitación oscura, me miro como si estuviera en un vestidor de unos grandes almacenes, de esos que tienen dos espejos enfrentados. Me busco en el reflejo repetido hasta el infinito. Adivino, reconozco, invento mis proyecciones en la sombra. Todos mis sueños, mis deseos, puestos en fila. Con sus mejores galas. Un ejército de soldaditos en perfecta formación. Nadie verá nunca tanta sincronización. Un millón de imágenes moviéndose al unísono, al son que marca mi voluntad.
¿Qué nos queda tras esta fabulosa y vana demostración de poder? Acercarse a la chica que nos mira entre el público, y recoger con una sonrisa las flores que nos tiende.
En la soledad de una habitación oscura, me miro como si estuviera en un vestidor de unos grandes almacenes, de esos que tienen dos espejos enfrentados. Me busco en el reflejo repetido hasta el infinito. Adivino, reconozco, invento mis proyecciones en la sombra. Todos mis sueños, mis deseos, puestos en fila. Con sus mejores galas. Un ejército de soldaditos en perfecta formación. Nadie verá nunca tanta sincronización. Un millón de imágenes moviéndose al unísono, al son que marca mi voluntad.
¿Qué nos queda tras esta fabulosa y vana demostración de poder? Acercarse a la chica que nos mira entre el público, y recoger con una sonrisa las flores que nos tiende.
Pura Vida.
Henri Cartier-Bresson. Rusia, 1972
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