martes, julio 19, 2005

FRANCAMENTE QUERIDO, ME IMPORTA EL CINE

Gone with the wind (1939)

Tras el boom del sonoro, llega la definición de géneros como el fantástico, bélico, histórico, western, musicales y un gran desfile de estrellas procedentes del mundo del teatro, todo ello acompañado por una generación de directores como John Ford La diligencia(1939), Frank Capra Qué bello es vivir(1946) sobradamente vista por todos, por sus infinitas reposiciones en TV por navidad, vamos, que hasta los diálogos nos sabemos, el gran Lubitsch Ser o no ser(1942), Cukor con la magnífica Historias de Filadelfia(1940) y una larga lista que no cabría en este espacio.

El siguiente paso sería el cine en color, estrenado con la película La feria de las vanidades (1935) de Rouben Mamoulian, aunque quien marcaría su debut tanto a nivel artístico como estético sería Lo que el viento se llevo (1939) de Víctor Fleming.

Merece dedicarle unas líneas por la cantidad de anécdotas que transcurrieron, de las cuáles destacaremos las más interesantes.

Esta basada en una obra literaria de Margaret Mitchell, consiguiendo que en las generaciones venideras de todos los continentes el nombre de Scarlett O’Hara y Rhett Butler fueran tan conocidos como Blancanieves y los siete enanitos.

Esta superproducción ha sido la más larga y la más costosa de la historia del cine de hollywood hasta hace bien poco.

Con un despliegue de medios impresionante para aquella época, como recorrer todo el país para encontrar a Scarlett hasta los diversos guionistas y directores que han colaborado, desde Sam Wood (que ha dirigido entre otras por quien dobla las campanas con Ingrid Bergman y Gary Cooper o una noche en la ópera de los hermanos Marx) hasta George Cukor, conocido como el gran director de mujeres (su último rodaje fue en 1981, ricas y famosas con Jacqueline Bisset y Candice Bergen) que fue apartado injustamente de este proyecto a petición de Clark Gable, quien no soportaba tener a su lado a una persona de dudosa sexualidad, eligiendo él mismo a Victor Fleming quién se llevo el mayor porcentaje del trabajo y los honores.

El actor Clark Gable, a quien llamaban el rey, fue elegido por el público mediante referéndum nacional para hacer el papel de Rhett, mientras que para Scarlett se había barajado al principio actrices de la talla de Bette Davis, Joan Crawford, Katherine Hepburn, Lana Turner…, hasta dar con una desconocida británica, Vivien Leigh (Un tranvía llamado deseo, el puente de Waterloo...), quién había hecho teatro y cine en su país y pareja por aquel entonces de Sir Laurence Oliver, actor y productor (Cumbres borrascosas, La huella…).

Se comenta que Clark y Vivien, no se llevaban bien en el rodaje, tanto es así, que éste ingería gran cantidad de cebollas cuando iba interpretar las escenas con besos, o que Fleming hizo repetir a Gable varias veces la escena, en que éste subía las escaleras con Scarlett en brazos hasta reventarlo, en la última toma el director le dijo que no había sido necesaria hacerla, fue una apuesta.

Lo que el viento se llevo fueron 8 Oscars de 13 nominaciones, siendo premiada Hattie McDaniel como mejor actriz secundaria, la entrañable niñera de Scarlett, primera mujer de color que se lo llevo.

Reconozco el mérito de esta obra, una historia de amor sureña durante la guerra de secesión americana, aunque sobra metraje, cayendo incluso en el sopor en la parte bélica y con florituras que hoy son difíciles de encajar. Pero hay que reconocer que se ha mantenido a lo largo de muchas décadas, tanto escenas como frases que hacen las delicias de muchos repetirlas, claro esta, yo también quiero permitirme el gustazo.

"A dios pongo por testigo, que nunca el viento se llevara esta mítica película".

Nos guste o no, ahí seguirá.

Un Abrazo y Pura Vida.

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