domingo, mayo 07, 2006

LA MALA ESPERA

Otra noche en la que no he sido capaz de conciliar el sueño. Y eso que ya me he acostumbrado a darme la vuelta y comprobar que no duermes a mi lado. El domingo avanza... y aún no has aparecido. Desde que el viernes por la tarde me dijiste que ibas a tomar algo con tus amigas yo ya supe que iba a llegar este momento... pero no es lo mismo saberlo de antemano que acostumbrarse a ello... Un fin de semana como los de los últimos dos meses, en los que no das señales de vida, en los que tu teléfono me dice que estás fuera de cobertura o, en su defecto, apagada. Crónica de una espera anunciada, como todos los fines de semana de los dos últimos meses. Sin embargo, este fin de semana no ha sido del todo igual, anoche, a las tres, Juan me mandó un mensaje al móvil diciéndome que te había encontrado en alguna discoteca. Preferí no llamarle. Ignorar los detalles era, claramente, menos doloroso que la espera, una pesadilla menor que el insomnio. Y avanzará el domingo, como siempre, impasible, y pondré de fondo la radio donde gritarán los goles en el carrusel, y pondré la tele sin sonido, donde la muerte de los indios será mucho más ridícula al verles tirarse del caballo ante un revólver que no hace ruido, y leeré algún libro al azar sin enterarme muy bien de lo que me dice. Llegarás entonces, con la cara totalmente demacrada, con esas ojeras que, no te lo voy a negar, me excitan bastante. No aceptarás preguntas, me dirás que es tu vida, que yo acepté las reglas del juego. Y es cierto. Y caerá la última raya antes de ducharte y caer rendida en la cama hasta el día siguiente, hasta la hora de ir al trabajo, donde volverás a ser esa empleada tan eficaz y responsable. Según llegues, yo sacaré ese simulacro de decencia, de enfado, de rebeldía, de autoestima. Te diré que necesito tomar el aire o no te diré nada. Y esa noche terminaré en casa de mis padres, intentando devolverte la misma moneda y sin poder conciliar el sueño.
Mientras tanto, continúo con la mala espera.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. Es la primera vez que visito tu blog y me gusta.
No deberias dejar que esa mujer te haga más daño. Aceptaste las reglas del juego, pero esto no es un juego, y las reglas son erroneas. Esa mujer te esta destruyendo, y por lo que cuentas no merrece la pena. Si no puedes salvarla a ella, al menos no dejes que te destruya. Se fuerte. Ten suerte. Un saludo

d... dijo...

Buenas!
En primer lugar decir que éste no es mi blog, pertenece al gran Thomas Canet (del que te recomiendo que visites su página de fotos, enlace a la derecha); yo soy un mero invitado que de vez en cuando dejo mi impronta por este paraje...

Y, en segundo lugar, en cuanto a tu comentario......... no deja de ser literatura, sin más ni más... y creo que los escritores son las personas que más mienten (junto con los políticos...) así que no intentes buscar datos autiobiográficos....

De todos modos, gracias por tu interés... si en alguna ocasión me encuentro en esa situación, intentaré seguir tu conejo.

Un saludo.

Thomas Canet dijo...

Jajajajajaja... No quiero recordar aquella frase de Pulp Fiction, más que nada por no repetirnos.

En fín, grande grande, como mucho el blog, y por lo que todos aportáis. Yo no tengo tiempo ya para dedicarme todo lo que me gustaría...

Y de vez en cuando siempre viene bien seguir algún conejo, nunca sabes a donde te puede llevar!

Pura Vida.

vanmar dijo...

A veces los conejos te llevan al País de las Maravillas...aunque solo los conejos blancos.