martes, julio 11, 2006

QUERIDA NORMA JEAN

Llevo mucho tiempo arrastrando esta página en blanco, no sé bien si es debido a mi pequeña crisis personal o quizás lo grande que me queda esta hoja de papel para poder hablar contigo. Puede parecer absurdo ya que nunca verás estas líneas.

Mi primer recuerdo sobre ti siendo niña, aunque bastante nublado, ha sido tu última incursión por el celuloide, no deja de ser anecdótico pero es cierto. Ese fotograma me quedó grabado, quizás porque sentía de una forma especial tu sufrimiento, no dejabas de llorar y gritar al ver como privaban de libertad esos maravillosos caballos salvajes, atados a la intemperie de una explanada desértica toda la noche con el fin de venderlos para los rodeos.

Hablo de Misfits (Vidas rebeldes), una película que me marco en su momento sin saber de que trataba. A partir de ahí supe de ti.

Visualice repetidas veces esta magnífica obra de John Houston, escrita por tu último marido, Arthur Miller, sobre almas perdidas y corazones solitarios, señalando de antemano tu fatídico destino y el de tus compañeros en la vida real (Clark Gable y Montgomery Cliff), siendo tu última interpretación en pantalla y la de Gable.

Mi curiosidad iba más allá, conocerte mejor, hasta que pude ver lo biográfica que resultaba, como un breve paseo por tu vida, una antesala de lo que acontecía y de lo que fue.

Pautas sin diálogos creando una atmósfera densa, miradas furtivas cargadas de contenido que se pierden en ocasiones más allá del dictado de la escena, frases que se cruzan sin saber si pertenecen al guión o parten de una improvisación.

¿Recuerdas? cuando Clark te dice, “¿Por qué esta tan triste?, nunca he conocido una mujer tan triste”, lo miraste con ternura, una sonrisa de complicidad... silencio… aquello me provoco un pequeño escalofrío.

Tu frescura y espontaneidad saben llenar todo un instante.

Otro momento inolvidable, al principio de la película, cuando tomas asiento en un bar con tu compañera Thelma Ritter y pides un whisky, estabas tremenda con ese look de viuda alegre recién salida de Tiffany´s que tan bien supo retratar Cartier-Bresson. Tu corazón estaba lejos en el tiempo y tan cercano a la vez, añorando quizás a tu madre cuando decías “¿Cómo se puede tener a alguien que esta siempre ausente?”.

Perdona mi vena nostálgica, pero todas estas emociones que te cuento me hacen entender muchas cosas. No intento identificarme, quizás desahogarme y darme cuenta del huracán que llevabas dentro.

Has sabido sorprender y escandalizar a toda una generación que fue relevándose década tras década, manteniéndose tu rebeldía, tu pasión, convertida en una efigie idolatrada y admirada aún hoy en día.

Muy joven te han mitificado, como una animadora de posguerra para olvidar el mal trago de tu infancia, aventurándote en diferentes hogares hasta conseguir realzar tu belleza sin tener en demasiada cuenta tus otras valías.

De la noche al día te hallabas en un carrusel de flashes que te invitaban a la locura en la meca del cine, con pequeñas apariciones en importantes obras y fracasos en otras, hasta que “nació una estrella”, una tentación que vivió arriba y abajo, el sueño y el deseo de muchos.

Casada con millonarios o intelectuales, siempre has sabido estar con esa frivolidad que te venía dada pero tan cándida e inteligente a la vez. Todo un mundo de contrastes que dejabas entrever cuando querías.

Hastiada de todo este circo, la verdad te pesaba como una losa, deseabas huir de alguna forma pero quedaste atrapada en una compleja tela de araña.

Un sin fin de adjetivos sin descifrar caen sobre ti, hemos cambiado de siglo, y siguen las incógnitas, las dudas. Quizás conviene mantenerlo así como a todos los mártires o héroes de la historia, para poder seguir hablando de ello con beneficio o simplemente conservarlo como un cuento de hadas sin príncipe azul con quien comer perdices.

Con todo ello, siempre perdurará tu estampa y tu aureola de santa enigmática.

Hasta Siempre y Pura Vida.


P.D.: "Algunas veces pienso que sería más fácil evitar la vejez, morir joven, pero ¿podrías completar tu vida? Nunca te conocerías a ti mismo..."

(Norma Jean)

2 comentarios:

Thomas Canet dijo...

Estremecedor. Esta epístola imaginaria a Marilyn no es tan solo lo que pretende ser.

Un abrazo muy fuerte, Boheme_, y recuerda que tu nombre sí que sigue significando algo.

Pura Vida.

Anónimo dijo...

me he quedado prendado/a de tu manera de escribir sobre esta sin igual figura mitica del cine de todos los tiempos.
realmente se te ve entregada ha ella, por lo que representa tanto en la interpretación de sus peliculas, ( las cuales algunas son un bodrio), pero que realmente refleja un paso en esta época del cine.
yo la admiro, ya que realmente su vida como su obra no deja a nadie impasivo.

Ella será un huracan, pero tu si que eres un Sunami, en la manera de explicarte. Me alegro de que hayas vuelto a escribir.

UN BESITO.