viernes, julio 21, 2006

EL GRAN BOB

Retorno al pasado (1947) - Jacques Tourneur


Siempre mantuve cierta reserva con Robert Mitchum, me parecía uno más en ese tipificado universo varonil de Hollywood, un hombretón de apariencia dura e inexpresiva, reprimiendo sus sentimientos hasta el último momento.

Tosco y parco en modales con un semblante poco accesible, quizás debido a una infancia nada agradable y una temprana huida del hogar, se ha convertido en uno de los perfiles más emblemáticos del cine negro de los años 50.

Esa caída de ojos desdeñosa que tanto seduce, le da un toque de anti galán metido en líos que sabe enamorar, al igual que de justiciero y protector. Sus papeles tanto en el cine negro como en el western (géneros más concurridos), siempre siguen esta línea, tanto de bueno como de villano.

En Retorno al pasado, gran obra del cine negro, nos hace retroceder en un tiempo con míticos personajes como la femme fatal, el mafioso y el detective retirado en una atmósfera sombría, que resurge en cierto modo liándose con el presente. A Bob (así le llamaban) le toca unos buenos diálogos, con esa pose de perdedor resignado sabiendo mantener el suspense.

Dónde quizás es mucho más recordado es en la magistral La noche del cazador, única película que dirigió otro gran actor británico, Charles Laugthon. Gran papelón de psicópata que aterroriza niños y mayores con sus cánticos pastoriles de bienvenida que supo quitarnos el sueño durante un tiempo. Un ambiente hipnótico y expresionista que recuerda el cine alemán de los años 30. Inolvidable la escena de Lillian Gish en la mecedora, con el arma en su regazo a la espera de la visita nocturna. Escalofriante. Tengo que reconocer que a partir de ahí supe apreciarle mucho más.

Unos años después llegaría El cabo del terror, dónde vuelve a deleitarnos con un personaje similar, su presencia es lo que más merece la pena en este metraje. Pero dónde me cautivo de nuevo fue en Cara de ángel, otra joyita del cine negro dónde se repite el mito de mujer fatal, con tragedias que te dejan petrificado, jugando con la psicología de los personajes de una forma tremenda. Unas impecables interpretaciones, tanto Jean Simmons como Mitchum.

En Río sin retorno, me sorprendió la química con Marilyn Monroe, ella estaba espléndida, y Bob con su latente hieratismo cargado a la vez de bondad y un fuerte atractivo.

Mi recuerdo más presente es la espléndida La hija de Ryan, penúltima de David Lean. Una lección de sus múltiples recursos interpretativos, brillante, se apodera de la cámara al igual que sus compañeros de reparto. Una gran historia de amor en la Irlanda del siglo pasado con sus respectivos compromisos socio-políticos.

Bob es un contraste de frialdad y sentimentalismo, de quietud y desaliño afectado, de salvador y seductor, un gran peso que siempre estará ahí.

Pura Vida.

Bob en Amsterdam, 1986

No hay comentarios: