IMPROVISACIÓN A LA LECTURA
La señora Rosa estaba ya muy vieja y cansada aun sin esto y lo tomaba muy a mal, porque, además, había sido perseguida por judía. Todos los días tenía que subir varias veces los seis pisos, con sus noventa y cinco kilos y sus dos pobres piernas y cuando entraba en casa y olía la caca se dejaba caer en una butaca con todos los paquetes y se echaba a llorar. Y hay que comprenderla. Los franceses son cincuenta millones y decía ella que si todos hubieran hecho como nosotros, ni los alemanes lo hubieran resistido y se habrían largado. La señora Rosa conoció bien Alemania durante la guerra, pero había vuelto. Entraba, olía la caca y se ponía a gritar: "¡Esto es Auschwitz! ¡Esto es Auschwitz, porque la habían deportado a Auschwitz!, por judía. De todos modos, en lo del racismo era siempre muy correcta. Con nosotros vivía un tal Moisés al que ella llamaba a veces moro sucio, pero a mí nunca.
Fragmento de la novela "La Vida Ante Sí" de Romain Gary. Una de las más bellas obras contemporáneas sobre la marginación y la dignidad humana, me fue recomendada hace 20 años por un amigo, desde entonces la he releído en muchas ocasiones, es una lectura imprescindible y entrañable.
Con cariño para Thomas.
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